ALTERACIONES DE LA VOZ
Esta segunda entrada la centraré en un tema por el que tengo especial predilección como terapeuta: los trastornos vocales. En muchas ocasiones un usuario corriente de la voz o incluso un profesional, no le da importancia a su instrumento hasta que éste no empieza a fallar. Todos podemos llegar a sufrir una disfonía en un momento dado, pero pasado un tiempo prudencial la voz se restrablece, pudiendo darle un uso normal posteriormente. El problema aparece cuando, aun tomando ciertas medidas, la alteración vocal permanece en el tiempo. El límite se establece en una semana aproximadamente; si en este tiempo la voz no se recupera, podemos estar hablando de un problema o alteración vocal.
Los trastornos vocales se manifiestan en forma de disfonías y son alteraciones en alguno de los parámetros de la voz como el volumen, el tono y sobre todo el timbre. Lo que comúnmente conocemos como afonía se trata de una disfonía, ya que una afonía implica una ausencia total de voz.
Las disfonías pueden deberse a muchas causas, pero normalmente van asociadas a un mal uso o abuso vocal, por un desequilibrio en la utilización de algunos de los sistemas que intervienen en la producción vocal como el sistema respiratorio, el aparato vocal vibrante, el sistema resonancial, etc. También pueden deberse a otros factores de tipo emocional, digestivo o incluso externos (tabaco, aire acondicionado, etc.).
Cuando hablamos de mal uso vocal nos referimos a comportamientos distorsionados del aparato mecánico fonatorio, que influyen negativamente en una producción vocal efectiva. Ejemplo de ello puede ser hablar demasiado, hablar con demasiada tensión laríngea, hablar en un tono diferente al habitual, etc. Sin embargo se considera abuso vocal el gritar, utilizar de forma constante y prolongada tonos agudos o intensidades fuertes, la tos excesiva o carraspeo, etc.
El efecto que ejercen sobre nuestro instrumento este tipo de conductas abusivas se conoce como hiperfunción laríngea o emisión vocal con contracción excesiva de la musculatura de la laringe. La fonación con tensión excesiva somete a la mucosa de las cuerdas vocales a un traumatismo continuado, que puede provocar desde una leve inflamación en las cuerdas vocales por sobrecarga vocal, a lesiones orgánicas asociadas como nódulos, pólipos, etc.
Algunas alteraciones significativas en la voz suelen ser:
Esfuerzo al emitir un sonido.
Cansancio al hablar.
Variaciones del tono y timbre habitual.
Falta de volumen.
Necesidad de carraspeo.
Pérdida de la eficacia vocal.
Las alteraciones vocales pueden ser muy limitantes; evidentemente va a depender del grado de afectación y del uso que cada persona le dé a su voz. Pero para un profesional como un docente, un locutor de radio o por supuesto un cantante, una patología vocal puede comprometer seriamente su actividad laboral.
Cuando una persona padece una alteración en la voz, debe ponerse en manos de profesionales médicos (otorrinolaringólogos o foniatras) para que analicen las causas del problema, diagnostiquen el tipo de patología y su alcance, y para que establezcan el tratamiento terapéutico pertinente.
El modo principal de prevenir patologías vocales es la utilización de una correcta técnica vocal enfocada al uso particular que se dé a la voz, sea hablada o cantada, modo de vida y hábitos saludables y pautas de higiene vocal concretas. Sobre estos aspectos hablaremos en entradas posteriores.